mi corazón, triste y del color de una fotografía necrológica,
se pregunta si en tu colección de frío
existe un lugar para una noche cualquiera del mes de enero,
para el juicio de un reloj que nada tiene que hacer,
para recordarte que mientras sus agujas siguen girando
tú te acabas y yo me acabo pero yo te quiero,
para decirte, al oído, que la indiferencia
será el único verso que yo no invente para ti.
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